jueves, 31 de mayo de 2018

Carta abierta a las compañeras y los compañeros de Maquinista.


    Mi agradecimiento a los compañeros de la Fundación Maquinista - Macosa que han hecho posible el encuentro entre aprendices y colegas de Maquinista.
   La conmemoración del 70° aniversario de la Escuela de Aprendices de Maquinista, es un sano ejercicio de la memoria histórica que nos hace corresponsables en la lucha contra la injusticia y la impunidad de quienes proponen el olvido.
    La memoria histórica, no es la verdad histórica en sí, pero sin su evocación, aún siendo inconstante, no sería posible construir la verdad histórica. En ella deben tener cabida los relatos del todo y de todos sin exclusión, por muy indeseables o incómodos que nos puedan resultar.
     La EDA de Maquinista, fue centro de formación en el deber al trabajo y del conocimiento del oficio. Los docentes transmitían valores de responsabilidad y ética profesional. Nuestra formación se completaba al pasar a los talleres bajo la tutela de un experimentado operario.
    Nada de lo que somos hubiera sido posible, si no hubieran concurrido en nosotros la formación política, social y humanista presente en algunos docentes y en compañeros de taller y oficina. La transferencia del sentimiento de pertenencia al grupo, del ser y estar nos confirió la dignidad del trabajador.
    En el reciente reencuentro y al escribir esta carta, los recuerdos emergen en una maraña de imágenes y sonidos voz de amigos y compañeros. Deseo haceros partícipes de dos relatos rescatados de mi memoria emotiva.
     Los curas obreros en escuela de Maquinista.
   En la EDA habían dos curas obreros, los padres Alberto Losada y Ramiro Pampols, ambos comprometidos con las clases sociales más humildes y con la formación social y humanista. Debían impartir el catecismo según la doctrina de la iglesia, pero no era exactamente así. Ocurría esto allá por los años 1970 al 1972 en un ambiente profundamente obrerista y anticlerical.
    Recuerdo con especial afecto al padre Alberto Losada por ser quien nos impartía sus enseñanzas. El padre Losada era el cura párroco de mi barrio, el Bon Pastor, además de educador en la EDAs de Maquinista, de  Mercedes Benz, de Pegaso y otros centros. Alberto Losada era un activista y coordinador del movimiento vecinal, para mi esta faceta era desconocida. Se hacia llamar con el apodo "Ataúlfo". Los padres Losada y Ramiro fueron purgados y expulsados de la EDA de Maquinista, al no aceptar impartir el evangelio según los preceptos que exigía el entonces  director social Tuero.
    La gran familia. Anécdota de Jordi, las discrepancias.
   En cierta ocasión y en medio de un conflicto económico, el entonces Dtor. Álvarez Lipkao, en una locución no exenta de paternalismo y, se dirigió refiriéndose a los trabajadores de Maquinista como una gran familia.
    De aquella a mí entender, y con la arrogancia de un joven, sus palabras me parecieron esperpénticas y surrealista el hecho de dirigirse a nosotros en asamblea.
Al escuchar su locución, le espeté a un compañero y veterano sindicalista.
   -¿A qué familia se refiere? No le veo en ningún corro almorzando con nosotros. Ni tampoco sufriendo explotación, más bien todo lo contrario.
    El compañero se dirigió a mi con su voz grave y respondió, --"nen, lo creas o no, somos una familia. No porque lo diga el Dtor. Álvarez, sino por lo que tu sientas y con quienes tu pretendas". Seguidamente apuntilló. -Cuando te quites los pájaros de la cabeza te darás cuenta.
     Me quedé perplejo y solo pude decirle --"Jordi me acabas de dejar sin palabras".
    Con el paso del tiempo comprendí, que en aquellas palabras había una verdad. Eramos una familia, convivíamos un tercio de cada jornada. En nosotros se forjaron vínculos de amistad, de compañerismo y solidaridad, en un universo particular, "el universo Maquinista".
     Pero como en todas las familias había discrepancias, y nosotros no eramos menos. Precisamente esas discrepancias nos enriquecían, en las tertulias de las largas horas de "inacción". Con las majaderías junto a la máquina de café, quitando hierro y acritud a los asuntos. En los corros del almuerzo. En las asambleas de nave. Surgían espontáneos foros de opinión y debate de ideas, que posteriormente se plasmaban en asambleas generales. Era la nuestra, una genuina democracia obrera.
      Desde ahora añadiré un nuevo relato a mis recuerdos. El día del reencuentro del 70° aniversario de la Escuela de Aprendices de Maquinista. Como agradecimiento mutuo en el bien entendido y comprendido, que la memoria histórica es la mayor contribución a la paz y a la convivencia. Deseo que nuestras discrepancias y divergencias no rompan aquellos vínculos aprendidos en la juventud y forjados con la madurez.
       Para concluir parafraseando a Albert Camus os dejo la siguiente reflexión.
"A pesar de las divergencias y de las fobias que nos crean, en el ser humano hay más cosas dignas de admiración que de desprecio".
agustín merino
aprendiz 36ª promoción
16 mayo 2018